EL CAMPO GRAVITACIONAL NO CONSUME ENERGÍA
Se equivocarían todos los que afirmaran esto, pues en la materia y en el universo nada funciona sin una dependencia con otros fenómenos que los ligan a todos.
En consecuencia, todos los fenómenos de la materia, de la naturaleza y del universo, están relacionados, y así la gravitación sigue reglas paralelas casi idénticas a las termodinámicas, al calor o a la energía interna de los átomos y aunque les cueste creerlo, también depende del estado energético de los átomos en interacción (vean si les interesa el contenido de nuestra última conferencia dada en el C.O.I.T.I. de Madrid, sobre la “gravitación imposible de Newton” en el mes de abril de este mismo año).
Y la energía de la materia también depende de ese estado energético, según la ecuación quántica: E ∙ C = k = ½ m ∙ c2
Nótese, que para un determinado grado de interacción de las partículas elementales de los átomos de la materia, en un sistema ambiental determinado, C se convierte aparentemente también en otra constante y entonces E = m ∙ c2 / 2C = k0 ∙ m ∙ c2
que coincide aproximada y proporcionalmente con la famosa ecuación relativista de la energía del siglo pasado, supuestamente atribuida al Sr. Einstein y demostrada por lo menos de forma aparente y específica con la experimentación de la fisión nuclear o energía termonuclear, pero no válida a nivel global, teniendo en cuenta cualquier estado energético de la materia y su Entropía, y que le llevo, debido a no disponer de una teoría unificada, a formular errores conceptuales del funcionamiento de la materia y del universo, como el asegurar que la velocidad de la luz es una constante en el vacío, cuando no lo es, pues eso ocurre solo y sutilmente en el instante de la desagregación de la partícula elemental del átomo, como podemos observar en el modelo matemático anterior y que le obligo a encadenar otros errores, como la constante cosmológica, el espacio-tiempo curvado, etc., etc.
¿Y esto que quiere decir?
Pues que cualquier tipo de trabajo o energía que observamos como una reacción o una explosión por ejemplo, es debido exclusivamente a que los átomos responsables de esa energía, han podido “consumir” o mejor han podido interaccionar y “tragarse” sin desaparecer, un numero de partículas elementales con la masa m necesaria para producir esa energía, dependiendo claro está, de los valores de energía interna de esos átomos y del sistema ambiental, de la que depende el valor de su interacción, respetando así la Entropía del sistema.
Así, teóricamente, cuanto más fríos son los átomos, más masa o partículas elementales necesitan interaccionar para la misma unidad de energía expresada y viceversa.
¿Y que pasa con el campo Gravitacional, está la Tierra gastando energía con relación al tiempo? ¿Estamos nosotros consumiendo energía por estar en ese campo viviendo sobre la Tierra?
Pues efectivamente, como la gravedad es otra expresión energética más de la materia, en consecuencia consume partículas elementales y como éstas tienen masa, pues también la suma de sus masas, de acuerdo a las ecuaciones anteriores, por lo que está disminuyendo la energía interna de los átomos de la Tierra y su Entropía, como ya todos sabemos.
Y curiosa y enigmáticamente, todos los que estamos en ese campo Gravitacional sobre la superficie de la Tierra, estamos consumiendo masa y partículas elementales y por tanto energía, en proporción al tipo y número de átomos de nuestros cuerpos y al valor de la gravedad del campo. Pero lógicamente en unos niveles que podemos eliminar muy fácilmente.
De ahí, que los valores de la gravedad sean también evolutivos, porque no dependen de la masa de los cuerpos sin más, como decía el Sr. Newton y aún dice la ciencia física oficial, que no se entera o no quiere enterarse del nuevo conocimiento, sino además, de los saltos de energía interna de los átomos que forman el campo.
Dicho así no obstante, parece muy simple, pero en realidad es mucho más complejo, dada la posibilidad de mutación en las características de emisor a receptor de esos átomos en el campo, según reglas precisas.
Esto claro está, resulta ser enormemente paradójico y justifica que la vida solo haya podido aparecer en la Tierra, independiente de otras características ambientales, cuando los seres vivos, inicialmente muy resistentes, podían digerir esa energía o la interacción de esa enorme cantidad de partículas elementales, como ahora lo hacemos a un nivel mucho mas inferior, lo que tuvo que marcar un tipo de secuenciación con relación al tiempo, en su aparición sobre la Tierra.
Fíjense además, que esto es un “seguro de vida” para nosotros los humanos, pues no podríamos haber “nacido” o evolucionado en un planeta mas pequeño, a todas luces insoportable, independientemente de otros condicionantes, porque seguramente se necesitará un flujo mínimo de partículas elementales especificas y por unidad de tiempo de esa gravitación, para iniciar la evolución de la vida de los primeros animales o bacterias específicas.
Por esto también, cuando unas familias están sometidas a la radiación de microondas de las antenas fijas de la telefonía móvil, porque sus hogares están cerca de ellas, los menos resistente biológicamente, que además coinciden con los que más tiempo están en casa, no pueden contrarrestar o eliminar periódicamente esas masivas partículas elementales, muy penetrantes, que llegan de unas frecuencias muy energéticas y que están recibiendo inexorablemente cada segundo del día y de la noche, acumulándose en los átomos de sus tejidos, bien de la sangre o de cualquier otro elemento o aparato fisiológico, rompiendo sus interacciones y moléculas, dividiendo el ADN y originando enfermedades oncológicas de todo tipo como lo es el cáncer por ejemplo.
Para que nos hagamos una idea, cuando nos sentamos en un banco, los átomos de nuestro cuerpo están recibiendo esas partículas elementales de masa m que interaccionan con ellos, originando esa fuerza que llamamos peso y esto se produce independientemente que estés quieto o en movimiento, pues cuando caemos somos arrastrados por ellas, pero siempre consumimos las mismas partículas elementales estando quietos o sentados, que subiendo o bajando.
Es por similitud, como cuando soportamos simplemente un peso con el brazo aunque no lo desplacemos, estamos consumiendo energía y cuando se nos acaba momentáneamente, el peso se cae al suelo, porque ya no tenemos esa energía para seguir manteniéndolo.
FCO MORENO MECO (1)
Ingeniero, Científico e Investigador de la Materia y la Energía
mteasl@hotmail.com
Se equivocarían todos los que afirmaran esto, pues en la materia y en el universo nada funciona sin una dependencia con otros fenómenos que los ligan a todos.
En consecuencia, todos los fenómenos de la materia, de la naturaleza y del universo, están relacionados, y así la gravitación sigue reglas paralelas casi idénticas a las termodinámicas, al calor o a la energía interna de los átomos y aunque les cueste creerlo, también depende del estado energético de los átomos en interacción (vean si les interesa el contenido de nuestra última conferencia dada en el C.O.I.T.I. de Madrid, sobre la “gravitación imposible de Newton” en el mes de abril de este mismo año).
Y la energía de la materia también depende de ese estado energético, según la ecuación quántica: E ∙ C = k = ½ m ∙ c2
Nótese, que para un determinado grado de interacción de las partículas elementales de los átomos de la materia, en un sistema ambiental determinado, C se convierte aparentemente también en otra constante y entonces E = m ∙ c2 / 2C = k0 ∙ m ∙ c2
que coincide aproximada y proporcionalmente con la famosa ecuación relativista de la energía del siglo pasado, supuestamente atribuida al Sr. Einstein y demostrada por lo menos de forma aparente y específica con la experimentación de la fisión nuclear o energía termonuclear, pero no válida a nivel global, teniendo en cuenta cualquier estado energético de la materia y su Entropía, y que le llevo, debido a no disponer de una teoría unificada, a formular errores conceptuales del funcionamiento de la materia y del universo, como el asegurar que la velocidad de la luz es una constante en el vacío, cuando no lo es, pues eso ocurre solo y sutilmente en el instante de la desagregación de la partícula elemental del átomo, como podemos observar en el modelo matemático anterior y que le obligo a encadenar otros errores, como la constante cosmológica, el espacio-tiempo curvado, etc., etc.
¿Y esto que quiere decir?
Pues que cualquier tipo de trabajo o energía que observamos como una reacción o una explosión por ejemplo, es debido exclusivamente a que los átomos responsables de esa energía, han podido “consumir” o mejor han podido interaccionar y “tragarse” sin desaparecer, un numero de partículas elementales con la masa m necesaria para producir esa energía, dependiendo claro está, de los valores de energía interna de esos átomos y del sistema ambiental, de la que depende el valor de su interacción, respetando así la Entropía del sistema.
Así, teóricamente, cuanto más fríos son los átomos, más masa o partículas elementales necesitan interaccionar para la misma unidad de energía expresada y viceversa.
¿Y que pasa con el campo Gravitacional, está la Tierra gastando energía con relación al tiempo? ¿Estamos nosotros consumiendo energía por estar en ese campo viviendo sobre la Tierra?
Pues efectivamente, como la gravedad es otra expresión energética más de la materia, en consecuencia consume partículas elementales y como éstas tienen masa, pues también la suma de sus masas, de acuerdo a las ecuaciones anteriores, por lo que está disminuyendo la energía interna de los átomos de la Tierra y su Entropía, como ya todos sabemos.
Y curiosa y enigmáticamente, todos los que estamos en ese campo Gravitacional sobre la superficie de la Tierra, estamos consumiendo masa y partículas elementales y por tanto energía, en proporción al tipo y número de átomos de nuestros cuerpos y al valor de la gravedad del campo. Pero lógicamente en unos niveles que podemos eliminar muy fácilmente.
De ahí, que los valores de la gravedad sean también evolutivos, porque no dependen de la masa de los cuerpos sin más, como decía el Sr. Newton y aún dice la ciencia física oficial, que no se entera o no quiere enterarse del nuevo conocimiento, sino además, de los saltos de energía interna de los átomos que forman el campo.
Dicho así no obstante, parece muy simple, pero en realidad es mucho más complejo, dada la posibilidad de mutación en las características de emisor a receptor de esos átomos en el campo, según reglas precisas.
Esto claro está, resulta ser enormemente paradójico y justifica que la vida solo haya podido aparecer en la Tierra, independiente de otras características ambientales, cuando los seres vivos, inicialmente muy resistentes, podían digerir esa energía o la interacción de esa enorme cantidad de partículas elementales, como ahora lo hacemos a un nivel mucho mas inferior, lo que tuvo que marcar un tipo de secuenciación con relación al tiempo, en su aparición sobre la Tierra.
Fíjense además, que esto es un “seguro de vida” para nosotros los humanos, pues no podríamos haber “nacido” o evolucionado en un planeta mas pequeño, a todas luces insoportable, independientemente de otros condicionantes, porque seguramente se necesitará un flujo mínimo de partículas elementales especificas y por unidad de tiempo de esa gravitación, para iniciar la evolución de la vida de los primeros animales o bacterias específicas.
Por esto también, cuando unas familias están sometidas a la radiación de microondas de las antenas fijas de la telefonía móvil, porque sus hogares están cerca de ellas, los menos resistente biológicamente, que además coinciden con los que más tiempo están en casa, no pueden contrarrestar o eliminar periódicamente esas masivas partículas elementales, muy penetrantes, que llegan de unas frecuencias muy energéticas y que están recibiendo inexorablemente cada segundo del día y de la noche, acumulándose en los átomos de sus tejidos, bien de la sangre o de cualquier otro elemento o aparato fisiológico, rompiendo sus interacciones y moléculas, dividiendo el ADN y originando enfermedades oncológicas de todo tipo como lo es el cáncer por ejemplo.
Para que nos hagamos una idea, cuando nos sentamos en un banco, los átomos de nuestro cuerpo están recibiendo esas partículas elementales de masa m que interaccionan con ellos, originando esa fuerza que llamamos peso y esto se produce independientemente que estés quieto o en movimiento, pues cuando caemos somos arrastrados por ellas, pero siempre consumimos las mismas partículas elementales estando quietos o sentados, que subiendo o bajando.
Es por similitud, como cuando soportamos simplemente un peso con el brazo aunque no lo desplacemos, estamos consumiendo energía y cuando se nos acaba momentáneamente, el peso se cae al suelo, porque ya no tenemos esa energía para seguir manteniéndolo.
FCO MORENO MECO (1)
Ingeniero, Científico e Investigador de la Materia y la Energía
mteasl@hotmail.com